miércoles, 12 de agosto de 2009

Centroamérica: Similitudes y diferencias en sus procesos políticos

Tras los paradisiacos destinos turísticos, el sub continente de Centro América guarda historias comunes y diferencias políticas y económicas que tienen consecuencias hasta nuestros días. Desde la década de los 40 podemos encontrar similitudes y diferencias en los procesos políticos de cinco de los países de América Central: Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala. Los diversos períodos por los que han pasado estos países han dejado una marca en su escenario político, económico y social actual.


Costa Rica destaca entre los países de Centro América, por poseer una historia marcada por la estabilidad política, una democracia consolidada y las instituciones más sólidas de la región. Es por esto y por su desarrollo capitalista agrario que goza de una buena reputación en el exterior y es mirado con buenos ojos por sus vecinos cercanos y otros países influyentes de América Latina.
A diferencia del resto de los países latino americanos, tuvo regresiones autoritarias, en términos temporales, pero bastante acotadas. Treinta años después del gobierno represivo y autoritario del General Federico Tinoco Granados (1917-1919), el país adopta una serie de garantías sociales y transformaciones en la conciencia social, y empiezan los primero problemas que llevan a una guerra civil en 1948.
Pero desde el año 1949 Costa Rica ha tenido ininterrumpidamente gobiernos democráticos y se han sucedido principalmente dos partidos importantes: el Partido Liberación Nacional (PLN) de Centro Derecha y el Partido Acción Ciudadana (PAC) de Centro Izquierda. Lo que lo convierte en una democracia bipartidista como lo es por ejemplo, Estados Unidos.
En términos de desarrollo económico Costa Rica también presenta los mejores índices, diferenciándolo con sus pares, que en la cantidad de población bajo la línea de la pobreza, presentan los resultados menos alentadores. Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala tienen casi la mitad de su población en condiciones de pobreza y presentan un precario desarrollo económico.
Si Costa Rica es un ejemplo de estabilidad política, los demás países Centroamericanos se han caracterizado por lo contrario, teniendo todos dictaduras y gobiernos represivos mientras el primero podía alardear de estar en plena democracia.
Y al mismo tiempo que en los países se instauraban los gobiernos represivos, se formaban grupos revolucionario de izquierda que combatían para tener la democracia de vuelta.

En Nicaragua por ejemplo se sucedieron gobiernos de tipo autoritario entre 1934 y 1979 de la legendaria familia Somoza, primero con Anastasio Somoza García a quien su principal oposición provenía de la clase media y alta conservadora, ya que el gobernante encargaba el país a sus familiares y instauró limitaciones a la libertad de expresión. Por lo que la resistencia a los Somoza tuvo muchas dificultades al dar la pelea.
A principios del siglo XX el gobierno había concretado un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos para la construcción de un canal interoceánico por suelo Nicaragüense. Las conexiones con el gobierno norteamericano seguían vigentes cuando la familia Somoza tomó el poder, por lo que la influencia extranjera también fue un obstáculo para la resistencia, que estaba formada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
El FSLN emprende una lucha de guerrillas para derrocar al gobierno Nicaragüense. En 1978 logran tomarse el Congreso de la República dando paso para que el año siguiente el Frente Sandinista hiciera la llamada “Revolución Sandinista”, poniendo fin a las dictaduras de los Somoza.
En 1990 el FSLN es derrotado por la vía electoral por Violeta Paz Chamarro, y luego suceden dos gobiernos de derecha (Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños). En el 2008 sin embargo, los sandinistas vuelven nuevamente al poder de la manos de su histórico líder: Daniel Ortega.

En el caso de El Salvador, el general Maximiliano Hernández Martínez recibió el poder en el año 1931, empezando así un período de gobiernos autoritarios y represivos controlados por las Fuerzas Armadas y con el apoyo de terratenientes cafetaleros, que con su poder económico ayudaban al gobierno oligárquico a emplear políticas represivas y a usar reformas para mantenerse en el poder.
En 1932 sin embargo, hubo un levantamiento campesino a modos de protesta, organizado por el Partido Comunista Salvadoreño (PCS) y que terminó con la tajante respuesta del general Hernández de ejecutar a toda persona que se alzase contra el régimen. Se habló de más de 20.000 muertes.
También, al igual que en Nicaragua, la oligarquía y el ejército se aliaron con Estados Unidos para seguir en el poder. Martínez fue derrocado en el año 1944 luego de una paralización social conocida como “La huelga de brazos caídos”, pero los gobiernos represivos no se acabaron hasta el año 48.

En Guatemala la situación es similar. En 1931 Jorge Ubico Castañeda fue electo de manera democrática, pero una vez en el poder comenzó a tener actitudes dictatoriales. Sus denominados “Ubiquistas”, fueron allegados suyos, puestos en posiciones estratégicas dentro de su gobierno para lograr una reorganización a nivel gubernamental. Uno de sus actos más dictatoriales fue cuando 1933 cientos de dirigentes obreros, estudiantes y opositores políticos fueron fusilados por intentar derrocar su gobierno.
Además de reprimir a la oposición, Ubico tuvo un amplio control de la prensa y realizó cambios en la constitución para prolongar su permanencia en el poder.
En 1944 su gobierno daba firmes señales de debilidad por lo que las manifestaciones de la población se multiplicaron y tras una serie de sucesos decisivos, como la muerte de la profesora María Chinchilla en una manifestación, aceptó formalmente la renuncia a su cargo dejando el poder en manos del General Federico Ponce Vaides.


En Honduras, la dictadura estuvo bajo cargo de Tiburcio Carías Andino quien en todo su período se encargó de evitar golpes de Estado así como también el colapso económico del país. Se las arregló para convencer a la población de que Honduras no estaba lista para un gobierno libre y democrático y de esa manera pudo quedarse en el país por largo rato.
Pero los miembros del Partido Liberal formaron revoluciones por todo el país para desestabilizar el gobierno de Carías, logrando que en 1949 dejara el poder. El gobierno de Carías fue el más largo en la historia de el país centroamericano.


Otro país que hay que tomar en consideración es Panamá. A pesar de ser relativamente “nuevo” en Centroamérica, tiene una historia de dictadura parecida a la de los otros países y que se extiende en mayor tiempo al resto. Luego de su separación con Colombia, fue una república medianamente estable hasta 1968, y influenciado por una ola antidemocrática se produce un golpe de Estado que trae consigo una dictadura militar que se extiende hasta el año 1989. Pero cuando vuelve a la democracia, el país se consolida sólidamente. Un ejemplo de esto es que en las últimas elecciones la gobernante Alianza “Un País Para Todos” de centro izquierda fue derrotada en las elecciones por la Alianza por el Cambio de Centro-Derecha (Ricardo Martinelli), teniendo una alternancia de poder que la mayoría de los otros países de Centroamérica no han podido obtener.

Como se dijo anteriormente Costa Rica marcó la diferencia en la manera de actuar con respecto a los demás países centroamericanos, por ser el único que mantuvo una democracia mientras los demás se encontraban en plena dictadura. Y también por su estabilidad política y económica que se mantiene hasta el día de hoy.
Desde los años 80 la mayoría de los países de Centro América vuelven a la democracia, a excepción de Panamá que mantenía una dictadura y Guatemala y El Salvador, que tienen una serie de conflictos armados y guerras civiles.
Todos los países del sector tienen en común el contacto con superpotencias como Estados Unidos que buscaban aliarse y controlar los territorios debido a intereses económicos y también estratégicos.